Son placas de cristal compactas y resistentes que funcionan simplemente conectándose a la corriente eléctrica, por lo que para su instalación es de lo más sencilla. Únicamente será necesario un enchufe.
Además de que estéticamente desaparece, realzando las superficies sobre las que se coloca, ocupa menos espacio, y su limpieza es mucho más sencilla, sin recovecos donde depositarse el polvo.
Pueden ser controlados mediante un termostato para conseguir la temperatura adecuada. Además su rendimiento es del 100% debido a que el calor se produce en el mismo punto en el que se genera.
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