Hoy os traigo un “antes y después” en el que partiendo de una lámpara antigua se ha actualizado para adecuarse más a los gustos de hoy en día. Para cambiarla, lo primero que hicieron fue quitar los cristales para no dañarlos durante la transformación.
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Después de darle una capa de tapaporos, lo que hicieron fue pintar la lámpara de negro con un spray. Esta manera de pintarla nos ahorra trabajo pero hay que ser muy meticuloso para no dejarnos nada sin pintar del nuevo tono.
Por último volvieron a poner en la lámpara los cristales y la colgaron. Ahora no solo es moderna sino que tiene algo de aires góticos que seguro que os cuadra a más de uno. ¿Cómo lo veis? ¿Os animáis a cambiar de cara la lámpara de vuestra abuela?
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