Algunos dicen que la niñez es la época más hermosa de la vida, pues tu única preocupación es jugar y aprender. Hay otros tantos, como yo, que dicen que la vida entera es una hermosa niñez, y es que a pesar de estar bien creciditos, dueños de nuestras responsabilidades nos encantan las cosas que tienen una faceta lúdica además de funcional. Este sillón está orientado a todos estos adultos que quieren seguir divirtiéndose.
El diseñador ucraniano Roman Zubarev nos regala su creativa interpretación de lo que debería ser un sillón, un larguísimo cilindro de tela que denomina Chair-Toy (silla-juguete) y que puede doblarse de infinitas formas para permitirnos crear un sinnúmero de posibilidades de silla,ajustándose a nuestras necesidades y tamaño. Desde una poltrona al ras del suelo hasta una baqueta un poco más alta.
Roman nos presenta su creación en una variedad de estampados, capaces de ajustarse a cualquier paleta de colores. Mi preferido, sin lugar a dudas, es el de rayas multicolores. En realidad estoy fascinada con el concepto de este sillón, pues tiene todo lo que me gusta en el mobiliario: colores vibrantes, formas inusitadas, versatilidad y un componente extra de diversión. Es un diseño bastante inteligente, sencillo y completo.
Probablemente un niño se divierta a raudales con esta ’silla’, sin embargo, por el tamaño me parece más adecuada para adultos. Si bien es cierto que parece bastante ligera, su longitud puede convertirse un problema para los más pequeños. De todas maneras, me parece una pieza muy divertida y hasta cómoda (habría que probarla), y una de las cosas que más me agrada es la ausencia de un marco o soporte de algún material duro, la inexistente rigidez y su flexibilidad me parece fantástica, segura y creativa.
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